América Latina ha marcado un año convulso, inesperado y con tantos dramas como esperanzas. Posiblemente ninguna de las personas más destacadas tenía en sus planes serlo, para bien o para mal. Algunas destacan por sus acciones, sus gestas; otras porque el destino las puso allí, en ese momento y en ese lugar. Todas ellas, a través de sus historias, sirven para entender problemáticas mayores.
Ha sido un año que nadie esperaba, ni las proyecciones de los más respetados oráculos, quienes centraban sus análisis en las implicaciones de los choques externos, Estados Unidos sobre todo (The Economist, BID), ni los más apocalípticos, augurando una nueva “ola fascista”.
Tanto el bloque de derechas como el de izquierdas –porque América Latina todavía se divide así– ha tenido derrotas dolorosas y victorias inesperadas. El Grupo de Puebla que representa algunos de los principales referentes políticos del bloque progresista, y el Grupo de Lima, con los gobiernos conservadores, terminaron en empate.
No esperen a Juan Guaidó, Trump, Evo Morales, Sebastián Piñera, López Obrador o Lula da Silva. Tampoco a Vargas Llosa, por si lo estaban pensando. Las personas destacadas en la lista son la otra cara de la misma moneda, algunas anónimas, pero sin duda con papeles más destacables.
Fuente el País